Dónde no ha llegado, dónde no está metido, un migrante invisible que ha viajado a través de las manos, los abrazos y los besos humanos.
El virus tiene corona, ya va pasando por Europa y ahora se abre puertas con nuestra américa colonizada. Despierta pueblo, despierta!! Que muchos gobiernos solo llegan al poder para chupar la teta y el virus mata o entristece a la masa más vulnerable.
El virus no va contra nadie, el virus va contra el descuido de los malos gobiernos.
La sociedad se creía inteligente, los gobernantes y el dios dinero creía que lo era todo, pero viene este vicho invisible y nos arrastra como trapos y nos espanta, hasta meternos en la cama.
Somos fuertes, somos valientes, somos héroes, y una mierda, no somos nada. Este virus le da la razón a la flaca sanidad pública, a la educación y a la investigación.
Cuando hay pandemia, el problema es de salud pública, ahí la sanidad tiene que salvar a todo dios, porque en tiempo de pandemia el único seguro que vale es el de los muertos, por lo menos para que las ceniza no se confundan.
Desde el sur, hasta el norte, del este al oeste, por todo los rincones de la madre tierra estas letanías para honrar a un pueblo en cuarentena, a un pueblo cagado de miedo, a un pueblo que se guarda del dios invisible.
Mujeres de la doble y triple jornada, para los hombres que siendo padres hasta ahora tienen oportunidad de estar con sus hijos e hijas, para los abuelos y abuelas invisibles, para las empleadas del hogar internas.
Es importante rescatar la esencia de la vida. Hemos olvidado las cosas más básicas, más importante como el cariño, la compañía, el respeto. Creemos que los y las ancianas son descartables pero eso no se piensa cuando son jóvenes y productivos.
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Ya vez, por muy optimista que parezca, hay días que no es posible no tener ganas de quemar, romper, saltar la valla, de asaltar el Carmen, de achicharrar algún cable de alta tensión o simplemente Leer más…
1 comentario
Mar · 04/26/2020 a las 14:49
Es importante rescatar la esencia de la vida. Hemos olvidado las cosas más básicas, más importante como el cariño, la compañía, el respeto. Creemos que los y las ancianas son descartables pero eso no se piensa cuando son jóvenes y productivos.